SALAMANCA ( II )

Después de una buena ducha, medio litro de colonia estratégicamente esparcida por lo que pueda pasar y con la camisa de pillar recién planchada, nos bajamos al bar a degustar los productos de la tierra: unos jamoncitos, unos lomitos, unos choricillos, unas lonchas de quesico y unas botellas de Ribera de Duero .. hay que protegerse que me han dicho a mi que en este pueblo te dan garrafonazo ..

Tras un rápido paseo turístico por la Plaza Mayor, la casa de las conchas, encontrar la rana en la fachada de la universidad y el astronauta en el pórtico de la catedral , nos plantamos en el callejón en el que esta la “Posada de las Animas”, y junto a el otro bareto, en el que nuestra profesora de seguridad vial nos esperaba al otro lado de la barra.

- El Beefeater con que lo queréis ? Preguntó nada mas vernos ...
- Con limón, en vaso grande y con mucho hielo, je, je ..

No recuerdo cuantos cubatrones cayeron en aquel bar, solo se que entramos de día y salimos de noche. Cuando nos ofrecimos pagar la cuenta en vez de cobrarnos, ese diablillo en forma de mujer nos dio unos vales de consumiciones gratis para otros cuatro bares en la ciudad, y un plano de Salamanca para poder encontrarlos.

Así que hacia allí fuimos, en busca de ese reino al que llaman Camelot. A falta de tablas redondas nos pusimos a bailar en las escaleras del fondo, al ritmo que marcaba el tanga de la chiquita de dos escalones mas abajo . Aprovechando que los cubatas nos costaban poco, la invite a unas copas, me dijo su nombre y lo que estudiaba, se echó unas risas con las barbaridades que le susurré al oido, y si, ya se que es patético, pero como ella no llevaba teléfono móvil encima le acabé dando mi tarjeta de visita del curro .. por si quería visitar Pamplona. A falta de bolsillos, ella la cogio y poniéndola encima de su ombligo moreno la hizo desaparecer debajo del pantalón y continuó bailando como si nada ..

Volví a la barra, y no llevaba ni cinco minutos intentando convencer a mis amigos de lo que acababa de presenciar cuando alguien me dio una palmadita en la espalda. Me di la vuelta , y allí estaba este niñato , mas cabreao que un mono , gritando :

- Eres tu Kamelas, Ingeniero de Procesos, de Pamplona ?
- Si, te conozco ?
- Es esta tarjeta de visita tuya ?
- A ver, déjamela , dije y llevándomela a la nariz le di una buena esnifada ... Si, ahora me acuerdo, Ana, Filología, verdad ? ...

Lo siguiente que recuerdo es a los seguratas de la puerta invitándonos a dejar el local, a lo que por supuesto accedimos gustosamente .... pues borrachos, si, pero no lo suficiente como para llevar la contraria a un tipo al que es mas fácil saltarle que darle la vuelta ...