domingo, septiembre 09, 2007

CENICIENTA ( Parte IV ) ...... By CHASKY

Al entrar en la fiesta Cenicienta se quedó alucinada con lo que allí acontecía, no había visto jamás tanta gente luciendo modelito, joyas, implantes mamarios o ración de botox en el jeto. ¿Pero qué pasa, es que aquí no hay nadie normal? - pensó.

- Oye hada madrina, ¿echamos un bailecito? - dijo Cenicienta pensando que al lado suyo estaba Vladimir (pero éste ya se encontraba al lado de una mesa repleta de copas y comida).

- Pues claro que sí maja - respondió una voz muy masculina, mientras Cenicienta giraba la cabeza para descubrir a quien se había dirigido.

- Oye ¿quién eres tú? - le preguntó al misterioso individuo mientras fijaba su mirada en la pedazo de miga de pan que tenía anidada en su frondoso bigote.

- Perdona por no presentarme, mi nombre es Julián Muñoz y soy el organizador de esta fiestaca, ¿y usted bella dama, no recuerdo conocerla?

- Esto, mmm - Cenicienta no sabía que decir porque ahora se daba cuenta que no había sido invitada, sino que se había colado en la fiesta - pues soy Cenicienta, la hermana de Isabel Pantoja - dijo soltándole una buena trola al bigotudo con los pantalones subidos hasta la sobaca mora.

- ¿Siiiiiiiiii?, no me había hablado nunca de ti pero sin duda estás mucho más buena que ella.

- Eso no es muy difícil - le dijo rápidamente Cenicienta.

Estuvieron un buen rato hablando sobre la Pantoja, incluso el Julián Muñoz le confesó a Cenicienta que en realidad estaba liado con ella para blanquear dinero, en ningún momento le había gustado la moza. Pero la tonadillera vio a su Juliancito marujeando con una zagala y se lanzó en plancha sobre ellos, en ese momento la Pantoja vio con quien estaba, era su mugrienta sirvienta, no podía dar crédito, ¿de dónde había salido, cómo estaba tan guapa y de dónde había sacado aquel vestido tan llamativo? Llena de ira y de celos, porque pensaba que le estaba intentando robar a su Cachuli, hizo un rápido movimiento de cabeza enchufándole en la cara con sus frondosas patillas a modo de látigo. Cenicienta salió despedida hacia atrás y cuando ya pensaba que iba a dar con sus huesos en el suelo notó como alguien la había cogido al vuelo, ahora estaba entre los brazos de algún sujeto.

Y ese sujeto no era otro que el príncipe asturiano, un poco chispado a esas horas de la noche ya que llevaba el gusto por empinar el codo en los genes. Cenicienta pensó que era el chico más guapo que jamás había visto en su vida.

- Buenas noches bella dama - le dijo él muy educadamente pronunciando perfectamente a pesar de los efectos del vinillo.

- Hola - dijo Cenicienta escuetamente, se había quedado aturullada y sin palabras.

Poco a poco se fue rompiendo el hielo y entablaron una divertida conversación en torno a lo imbécil que era Leticia Sabater cuando hacía aquella mierda de programas para niños, ratificándose el príncipe que aún era igual y no había cambiado nada, luego hablaron de Paquirrín y de cómo se fundía el dinero que ganaba su madre. Así estuvieron toda la noche, ji ji ja ja, se pasó el tiempo volando, parecía como si se conocieran de toda la vida, una especie de complicidad se había apoderado de ellos. Pero cuando estaban hablando de la novia del Paquirrín que había salido en bolas en una revista, Cenicienta recibió una llamada en el móvil, no podía ser, era el Vladimir, no quedaba otro remedio que marcharse porque no tenía un duro para pillar un taxi y su casa pillaba a tomar por culo.