SIN PALABRAS ....

Ya se que es hacer trampa .. pero es mi blog y hago lo que se me pone en la punta ... del boligrafo !! Esto es algo que ya puse en mi blog hace unos cuantos meses, pero que a lo mejor muchos no habeis leido.

Mi jefe en el Burger King siempre me decía : No vayas a ese garito, que esta lleno de gente mala !! Algún día te van a rajar la cara con una botella rota !! Pero yo, erre que erre, siempre acababa metido ahí. Había algo en ese lugar que me atraía, que me recordaba a los bares de Pamplona, oscuros, llenos de humo y con la música tan alta que no se puede hablar con el de al lado a no ser que te coma la oreja.

Como cada noche mi coleguita el gabacho y yo ya nos habíamos meado el sueldo del día en cerveza y estábamos en la pista de baile cocidos como ratas, saltando, cayéndonos al suelo, haciendo punteos de puta madre con nuestra guitarra invisible, y moviendo nuestras greñas al ritmo de la música, cuando alguien me tocó el culo.

Yo, imaginándo lo peor, pensé que alguien me estaba intentando levantar la cartera, así que me la cambié al bolsillo delantero del pantalón y seguí a mi bola. Pero al ratico otra vez noté como me alguien me metía mano por detrás. Me di la vuelta dispuesto a montar bronca cuando lo que me encontré es una preciosa rubita , con unos pantalones de cuero de esos que para ponertelos hay que saltar de la ventana de un tercer piso y una camisa negra desabochada sonriéndome con la mano levantada como diciendo “he sido yo”.

Intenté preguntarle si no tenia nada mejor que hacer que vacilarme, pero entre el volumen de la música y mi ingles con acento navarrico la moza no me debió de entender, porque poniéndome dos dedos en los labios me mando callar, y sin pedir permiso me dio un besazo con sabor a Guinness. A partir de ahi el resto de la noche la pasamos bailando juntos, sacándonos cervezas, comiéndonos la boca, y en ningún momento sentí la necesidad de decir nada, esa preciosa sonrisa en sus labios me decia que no hacia falta.

Llegaron las dos de la mañana, la música paró y las luces se encendieron, y al contrario de lo que ocurre la mayoría de las veces, a plena luz la irlandesita era todavía mucho mas guapa. Ella me hizo un gesto de despedida y se puso la chupa de cuero para irse. Yo le pregunte que cómo se llamaba, y ella sacó un boli y una libreta y escribió: “Me llamo Anna. Perdona que no te hable, pero soy sordomuda”, me sonrió por ultima vez, me dio un dulce beso de despedida y se marchó.

Seguí yendo a ese bar cada semana pero nunca mas la volví a ver. Por si el destino te ha traído a este blog y has aprendido algo de castellano: “Gracias .... por enseñarme que las cosas mas bonitas son aquellas que se dicen sin palabras”